Presione este punto y logrará hacer “CACA” de inmediato.

Hay un pequeño tramo de la piel entre el ano y su parte privada. Esto se llama el perineo. Si masajea este punto específico de presión se puede ayudar a aliviar el estreñimiento.

La investigación para este ha sido publicado en la revista Journal of General Internal Medicine. El Diario también establece que las mujeres se ven más afectadas con este problema que el hombre. Esta técnica también es segura si está embarazada. Esta técnica es eficaz y puede ayudar mejor que cualquier laxante que ha estado utilizando.

 

El primer paso será prestar atención a tu forma de comer, ya que una buena alimentación es la mejor arma contra el estreñimiento. La regla es sencilla: debes aumentar el consumo de aquellos alimentos que favorecen el tránsito intestinal y reducir el de aquellos que lo dificultan.

Estas seis claves te ayudarán a conseguirlo:

Menos grasas, más fibra.

Reduce el consumo de azúcares y grasas, que en exceso provocan un mal funcionamiento del intestino y dificultan el ritmo de las deposiciones. Por el contrario, apuesta por la fibra -presente en cereales integrales, frutas y verduras-, que ayuda a formar heces más suaves y voluminosas.

Recuerda aumentar su consumo de forma progresiva para ir acostumbrando a tu organismo y evitar así efectos indeseables como los gases o la sensación de hinchazón. El kiwi y la ciruela, dos buenas elecciones para tomar en ayunas junto a un vaso de agua. Frutas como los kiwis y las ciruelas son alimentos imprescindibles para evitar el estreñimiento.

¡Apuesta por la fibra! Bebe agua.

La deshidratación puede ser una causa de estreñimiento, por ello es recomendable beber entre 2 y 3 litros de agua al día, sobre todo si realizas actividad física de manera regular y tu alimentación es rica en fibra. Los zumos, infusiones y caldos son una buena opción para hidratarte… ¡añadiendo sabor al líquido elemento!

Practica ejercicio y tonifica tu abdomen.

Huye del sedentarismo y practica alguna actividad aeróbica que te resulte agradable, como caminar, nadar, bailar… Con media hora diaria estarás ayudando a tu intestino a regularse. Asimismo, realizar ejercicios abdominales “correctos” (aquellos que ejercitan el músculo transverso del abdomen) contribuirá a equilibrar las presiones en el compartimento abdominal.

Crea un buen hábito.

Entrena tu cuerpo para que la defecación sea un acto que se produzca a la misma hora. La mañana es un buen momento, después de desayunar y antes de salir de casa, así tu suelo pélvico podrá empezar el día sin ese exceso de presiones sobre su musculatura. En cualquier caso, es importante que, cuando sientas la necesidad de evacuar, hagas caso a tu cuerpo. Por el contrario, nunca hay que forzar la salida si no hay deseo.

Laxantes, sólo bajo prescripción médica.

Evita la toma de laxantes por tu cuenta y riesgo. En su lugar, puedes ayudarte de reguladores naturales como las semillas de lino, la cáscara sagrada o el fucus. Un truco: realizar un masaje abdominal siguiendo el sentido de las agujas del reloj también te puede ayudar a mejorar el tránsito.

Adopta una postura adecuada.

La postura a la hora de defecar es muy importante. Debes adoptar una flexión de cadera mayor a 90 º, elongar la columna e inclinar el tronco hacia delante, relajar el esfínter anal y permitir la salida de aire por la boca en el momento en que empujamos las heces. Ese “empuje” no debe ser forzado en ningún momento. Date tiempo y siempre con la glotis abierta permitiendo que el aire salga por la boca. Para asegurarte de que la glotis está abierta, sólo tienes que hablar o cantar.

 

 

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